"Desayuno con Diamantes" es, sin ningún genero de duda, la película favorita de Miss A. Y la película DFN por antonomasia. De hecho, si ella fuese la autora de esta sección, o yo un ser generoso y agradecido, ésta tendría que haber sido la primera entrada del nido. Por suerte el mundo es imperfecto y por ende impredecible y divertido.
Me atrevería a decir sin embargo que no siempre fue así (Miss A, quiero decir. El mundo siempre ha sido impredecible). De pequeña Miss A se inclinaba más por "Lo Que El Viento Se Llevo" y la temperamental y caprichosa Scarlet. Un comprensible pecado de juventud, ya que "Desayuno con Diamantes" necesita una mirada adulta para entender y degustar la historia en toda su extensión.
"Desayuno con Diamantes" fue la primera película en DVD que Miss A y yo tuvimos. Recuerdo que se la regalé unas navidades de hace ya un tiempo. Mucho tiempo. De cuando suplíamos con imaginación las carencias de nuestro bolsillo. Ni tan siquiera teníamos reproductor de DVD, así que no dejaba de resultar un regalo inútil y snob. Tal y como deberían ser todos los regalos, por otra parte. Daba igual. Miss A se la sabía ya de memoria.
Y si aún el hecho de que "Desayuno con Diamantes" sea la película favorita de Miss A no es motivo suficiente para animarse a verla, he aquí 10 razones a modo de mandamientos para convertir a las ovejas descarriadas
1. Amarás a Audrey sobre todas las cosas.
La sola presencia de Audrey debería ser motivo suficiente, sin necesidad de decir más. Puede que no fuese la mejor actriz de su época, pero eso no le impidió interpretar eficazmente personajes adorables de los que todos nos enamoramos, ya fuera una princesa, una monja, una vendedora de flores o una ladrona.
Y es que Audrey ha sido un rara avis del star system. En un firmamento de estrellas dominado por rubias que podían ser cualquier cosa, desde neumáticas y tontorronas (como Marilyn) a estrictas y recatadas (como cada uno de los fetiches de Hitchcock), las morenas solo podían ser exuberantes (Jane Russell), exóticas (Sophia Loren) o femme fatales (Ava Gadner). Sorprendentemente Audrey se coló e instaló entre ellas simplemente con la elegancia y la delgadez por bandera. Una elegancia que parecía emanar de su persona, no de los trajes de Givenchy que la solían cubrir.
Imagino que todo el mundo lo sabe, pero por si todavía hay algún despistad@: esa imagen de Audrey con vestido negro de fiesta, moño, collar de perlas y boquilla de cigarro kilométrica que tantas veces y de tantas maneras hemos visto reproducida, proviene de esta película.
Pero que nadie se lleve a engaño. No es precisamente este película donde Audrey luce la mayor cantidad de modelitos. Aquí es más una cuestión de glamour. Nunca nadie ha lucido tanto palmito para comerse un bollo danés... aunque Miss A jure y perjure que es un croissant
... ni tampoco se ha puesto antifaz y tapones más barrocos para dormir
Por mucho que escribiese de Audrey, a Miss A siempre le parecerá poco. Y es que si George Kaplan/Cary Grant es mi alter-ego, Miss Holly/Audrey Hepburn lo es de Miss A. Nuestro salón está lleno de libros y revistas sobre Audrey.
2. No mencionarás el nombre de Truman Capote en vano.
La película se basa en una novela homónima de Truman Capote (en su título original en inglés: "Breakfast at Tiffany's"). Lo fascinante es que las dos merecen la pena.
La novela es más ácida, amarga y nostálgica. Posiblemente más real. Como no podía ser de otro modo, carece del típico "Happy End". Un mal inevitable en las producciones cinematográficas de la época, pero muy agradecido en las tardes lluviosas y/o melancólicas del fin de semana. Aunque, seamos sinceros, esos finales resultan forzados, predecibles y ñoños.
Pero, como ya he dicho, no voy a caer en el tópico de que es peor la película. Tiene también algunos elementos propios diferentes al libro que explicaré a lo largo del post. Y la esencia de la novela de Truman Capote está perfectamente recogida.
La esencia es Holly Golightly. Truman Capote creó una protagonista llena de defectos pero de la que es imposible no enamorarse (especialmente si adquiere la forma de Audrey). Ciclotímica, snob, manipuladora y sin escrúpulos, se dedica a disparar afirmaciones recubiertas de frivolidad pero cargadas de sarcasmo. Por ejemplo:
"Jamás me acostumbraré a nada. Acostumbrarse es como estar muerto"
"Para que un hombre me excite tiene que haber cumplido los cuarenta y dos"
"Llevar diamantes sin haber cumplido los cuarenta es una horterada"
"Con buena voluntad se puede querer a cualquiera"
"Me falta el suficiente grado de complejo de inferioridad para ser una estrella de cine"
"¿Te importaría abrir ese cajón y darme mi bolso? Para leer esta clase de cartas hay que llevar los labios pintados"
Pero Holly es también un ser salvaje, lleno de autenticidad, de glamour y de la fragilidad de los perdedores. Salvaje, no en su acepción de vándalo o descontrolado, sino en la de ser un espíritu libre, indómito y errante, sin dueño. Como dice Truman Capote en boca de Holly:
"no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen".
El alter-ego de Holly es su gato, y la relación entre ambos sirve para ilustrar sus principios. Y también para regalarnos una magnífica escena final, ya sea con o sin final feliz:
Basta con ver esta escena para entender mejor a Miss A y el triangulo que formábamos ella, nuestra añorada gatita y yo.
3. Santificarás las fiestas
¿A quien le amarga una fiesta, con tal de que no sea ni en tu casa ni en la de ese vecino con quien te llevas mal? Una de las escenas de "Desayuno con Diamantes" es una glamurosa y divertida fiesta en casa de Miss Holly. La película consigue reflejar con maestría a esos claustrofóbicos saraos caseros donde es imposible encontrar hielo, un vaso limpio o un lugar donde dejar tu abrigo... y es que hay cosas es que no cambiarán nunca.
Y se ve que a Blake Edwards le gustó la experiencia de narrar una fiesta, así que años más tarde decidió hacerlo a lo grande en "El Guateque".
4. Honrarás a Mancini y Black Edwars
Es cierto que juntos colaboraron en algunos títulos infames en el ocaso de sus carreras, como "La Mujer 10", "Cita a Ciegas" o alguna secuela de la Pantera Rosa. Pero es que hasta el mejor maestro echa un borrón. Eso no puede eclipsar que sean además los responsables de "El Guateque", "Días de vino y rosas", "Victor o Victoria" y "La Pantera Rosa". Y demuestra que "Desayuno con Diamantes" no fue una casualidad, el fruto del capricho de una musa juguetona. Y aunque lo hubiera sido. La sola autoría de "Desayuno con Diamantes" o de cualquier de los títulos antes mencionados les perdonan automáticamente de aquellos pecados cinematográficos que antes o después pudieran haber cometido.
Ya quisieran muchos directores o compositores haber estampado su firma en tan solo uno de esos títulos. Así que tienen mi perdón eterno por cuadriplicado.
5. No matarás por no vivir en Nueva York
Si amas esa ciudad, no puedes dejar de ver la película, porque refleja perfectamente su espíritu y el de sus habitantes. Lujo y poder mezclados con personajes que intentan abrirse un hueco hacia la cumbre en una ciudad despiadada que nunca duerme.
Cada vez que vayas a Nueva York, peregrinarás a la esquina de la Quinta avenida con la 57. Lo harás de madrugada, con la esperanza de que en cualquier momento llegue un taxi solitario del que se baje una misteriosa y atrayente mujer, tal y como ocurre en el arranque de la película
Aunque eso nunca llegue a ocurrir, al menos tendrás la oportunidad de que Tiffany's te inspire la misma paz que a Miss Holly. A cualquier otra hora del día será imposible. Las hordas de turistas haciendo cola en la puerta de Abercrombie, que resulta estar en diagonal cruzando la avenida, te sacarán de tu momento de trance.
Es curioso. La novela no empieza de una manera tan poderosa. Es más, esta escena ni siquiera ocurre como tal, si bien Ms. Holly en la novela la hace perfectamente posible:
"He comprobado que lo que mejor me sienta es tomar un taxi e ir a Tiffany's. Me calma de golpe ese silencio, esa atmósfera tan arrogante".
Fuera quien fuese quien concibió ese arranque, acertó de pleno. Esta sencilla pero impactante escena nos dice muchas cosas sobre la ciudad (insomne y llena de contrastes) y sobre el personaje (amante de fiestas a la par que melancólica, ambiciosa) sin apenas acción y sin mediar una sola palabra. Así es el CINE.
Puede que sea coincidencia. O tal vez no. Tanto "North by Northwest" como "Desayuno con Diamantes" se desarrollan parcial, o en su totalidad, en Nueva York. A nadie le debe de extrañar por tanto la fascinación que esta ciudad ejerce sobre Miss A y sobre mi.
6. No cometerás actos impuros.
Nunca una prostituta y un gigoló fueron más castos, pero no importa. Hoy en día sería casi imposible una historia como ésta sin sábanas húmedas, como tampoco una película de terror sin sangre.
Es lo que tiene el cine de aquellos años. La época dorada del cine y la censura. Censura por triplicado: la oficial, la auto-censura de los estudios y la impuesta por las estrellas.
El hambre de contar una historia sorteando la censura siempre agudizó el ingenio y nos ha regalado grandes metáforas y mascaradas a lo largo de la historia del cine. Y no solo en la del cine, ni solo en el pasado. ¿Acaso no se subastan hoy en día bolígrafos en ebay con los que se regala un par de entradas para algún evento de moda? El ingenio humano, al igual que su estupidez, no tiene límites.
En "Desayuno con Diamantes" las visitas al tocador de Miss Holly son premiadas con 50 dolares, al igual que en la novela. Esos baños debían de estar como los chorros del oro.
Lo que sin embargo no ocurre en la novela es que Paul sea un gigoló. Es una curiosa vuelta de tuerca de la película que sitúa a ambos personajes en un mismo nivel moral.
7. No robarás
¿Quién no ha robado alguna vez una manta en un avión, unos botes de gel en el hotel o un cubierto de diseño en un restaurante? Miss Holly nos demuestra que la cleptomanía tampoco está reñida con el glamour, a pesar de que la ficha policial de Winona Rider nos quiera demostrar lo contrario. Lo importante es que no te pillen. Glamour. Cuarta vez que menciono esta palabra en el post.
No es casualidad que la careta que roba Holly sea un gato y la de Paul un perro (otro detalle que no se especifica en el libro). Y es que casi nada en el CINE pasa por casualidad.
8. No levantarás falsos testimonios ni mentiras
No digas que Audrey Hepburn era una gran cantante. Tal vez habría necesitado serlo para ganar un oscar por My Fair Lady, pero desde luego no le hizo falta para dejar para la eternidad la mejor interpretación de Moon River
Otra de las geniales traslaciones de la novela al celuloide:
"Además tenía un gato y tocaba la guitarra. Los días de mucho sol se lavaba el pelo y, junto con el gato, un rojizo macho atigrado, se sentaba en la escalera de incendios y rasgaba la guitarra mientras se le secaba el pelo."
No digas tampoco que Anibal del Equipo A nunca hizo una buena película. George Peppard llegó a estar en la cumbre con "Desayuno con Diamantes". Pero decidió despeñarse por un precipicio llamado alcohol y drogas. Por desgracia para la memoria de su carrera no desapareció de manera trágica y fulminante sin dejar rastro, sino que fue rebotando de roca en roca. Y en su lento descenso a los infiernos, se dedicó a dilapidar el prestigio de los días de gloria en infames producciones televisivas. Si, ya sé que suena cruel y frívolo, pero no por ello deja de ser cierto.
9. No consentirás pensamientos impuros (el mandamiento antes conocido como "No desearas a la mujer del prójimo").
Aún a riesgo de que Miss A me arranque las uñas de los dedos por mencionar semejante sacrilegio por escrito, no puedo dejar de recordar que, sorprendemente, la primera opción para protagonizar la película fue Shirley Mclain. Y Truman Capote pensaba en Marylin Monroe cuando escribió el personaje.
En el lado de lo que debió ser y no nunca fue tenemos al protagonista masculino. A Paul Newman le ofrecieron el papel de Paul Varjack antes que a George Peppard, pero lo rechazó. Y nos privó así para siempre de una pareja protagonista de ensueño. No sé si perdonarle.
10. No codiciarás los bienes ajenos.
10. No codiciarás los bienes ajenos.
Porque a falta de dinero, buenos son el glamour y la gracia de lucir palmito. Ah, y el sentimentalismo para los regalos. Claro, que el palmito de la Hepburn y los vestidos de Givenchy ayudan, para que nos vamos a engañar.
Bajo esa premisa, la película nos regala otra de sus memorables escenas. Y que tampoco existe en el libro, por cierto.
Y aquí termina esta entrada que nunca debió ser tan larga. Todos estos mandamientos se resumen en dos: amarás "Desayuno con Diamantes" sobre todas las películas y a Audrey Hepburn como a ti mismo.
Si no has tenido suficiente y quieres saber más sobre la película, o que te la cuenten de pé a pá, aquí tienes un enlace.
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ANEXO: Sólo agradecer a Pecenete este bellísimo post y su amor y recordar que estamos de SÚPER SORTEO en el Dolce Far Niente, UN CAMBIO DE LOOK EN NAVARRO ESTILISTA: AQUÍ Podeis participar hasta el viernes 7 de junio dejando vuestro comentario. ¡¡GRACIAS!!